Procesos

El Señor Rojo tiene una historia curiosa hasta donde la conocemos, es la siguiente: A principios del mes de Noviembre. B, un viajero impertérrito, decidió estando aún en las islas Maldivas, dar un salto a Tenerife, donde ofrecían a un buen precio unos cursos de Apnea, así que apalabro una habitación y se vino a principios ya de Diciembre, él había estado en Tenerife pero no así su actual compañera K, con la cual caminaba mostrándole lugares que conocía y descubriendo juntos otros nuevos para ambos. Así fue como en un rincón entre La Laguna y Santa Cruz, poco turístico por otra parte. encontraron al señor Rojo, junto a unos contenedores de basura, abandonado allí a su suerte. sin embargo, solo se hicieron una foto con el y allí lo dejaron con la esperanza de que alguien lo rescatase y le diera una mejor vida, desolados entraron en su pensión después de vagabundear un buen rato, y allí se encontraron con P, este estaba restaurando una vieja silla, (ya le contaremos la historia de ella también). A nuestro querido B, rápidamente le vino a la mente el señor Rojo, y se lo contó a P, este se entusiasmó con la idea y juntos todos B, K, P y J, compañera de P, salieron raudos en busca del pobre señor que agonizaba junto a los contenedores de basuras... Ahora, después de un buen baño parece otro, y aun faltan algunos retoques y algún complemento también para que ustedes puedan verlo en su máximo esplendor. Se trata de un sillón individual probablemente de un tresillo de los años 70. Cuando esté preparado saldrá a la subasta pública para que se lo lleve quien más lo desee...

Estaba como recién llegada a la casa de empeño, tenía una rotura en el cotado, no demasiado grave,  me miró de soslayo cuando la toqué levemente, alguien se deshizo de ella allí hacia poco, pues aun estaba sin colocar en las estanterías de instrumentos, sin discusiones pagué lo que me pidieron por ella, no fue mucho la verdad, para la sonoridad que demostraba aun teniendo una herida tan grave, rápidamente me hice el propósito de restaurarla, no podía dejar aquella mirada quejumbrosa sin respuesta. Ya me espera el reparador de heridas de guitarra, pronto estará mejor espero, y podremos charlar y recordar viejas melodías, estará por aquí, por si algún músico o melómano interesado quiera charlar con ella o, si llega a enamorarse, pues, darles la bendición para su enlace...

Estaba tumbada con la cabeza en el suelo y las patas hacia arriba, supuestamente blanca, tenía una capa de mugre que hacía irreconocible su color original, la estructura en general no había sufrido ningún desperfecto grave, el óxido había hecho mella en algunos rebordes y en los orificios de sus tornillos, el asiento roto, era de algún material artificial que imitaba al cuero y que en su momento debió ser blanco también. Lo vi, nada mas echarle la vista encima, -va a ser rosada y le encontraré un asiento digno para que resurja su elegante línea. Está en proceso de mejoras la tela no aparece pero llegará el día, no nos impacientemos. La silla Paulina, se llama así por mi querida nieta, cuyo color favorito era el rosado cuando tenía menos edad, ahora, con seis años ya, van cambiando sus gustos, pero a mi se me antoja rosada como aquel rosado que ella me enseñó. La silla Paulina estará lista pronto, esperando que alguien le enseñe un lugar donde pueda estar cómoda y hacer sentirse cómodo y descansado a cualquiera que la desee y olvidar por fin, aquel frío intolerable...